Las decisiones recientes en materia de política comercial adoptadas por Estados Unidos han generado inquietud entre economistas y autoridades monetarias internacionales, debido al riesgo de que estas medidas deriven en una desestabilización del sistema financiero global. En su último informe, una destacada entidad financiera internacional advirtió que las tensiones derivadas de un enfoque más proteccionista por parte de la mayor economía del mundo podrían provocar un “pánico financiero” de alcance mundial.
El estudio indica que el cambio hacia normativas más estrictas en el comercio internacional, principalmente mediante la implementación de aranceles adicionales, trabas regulatorias y políticas de subvenciones internas, podría impactar notablemente en los mercados en desarrollo y en las economías con alta interdependencia. Conforme el contexto económico mundial se torna más inestable, los riesgos de interrupciones en las corrientes comerciales, el movimiento de capital y las inversiones más allá de las fronteras se transforman en un peligro real.
El informe destaca que, aunque estas acciones están siendo impulsadas con la idea de salvaguardar la industria local y garantizar cadenas de suministro esenciales, sus efectos pueden trascender las fronteras de Estados Unidos, afectando el sistema financiero global basado en principios de apertura y colaboración. “El proteccionismo selectivo, aun cuando esté justificado desde una perspectiva política o de seguridad económica, puede causar consecuencias imprevistas que escapan al manejo de las autoridades nacionales”, señala el informe.
Una de las preocupaciones principales es cómo estas políticas podrían afectar las condiciones de financiamiento a nivel global. Un endurecimiento en el comercio internacional puede influir directamente en la inflación, lo que podría forzar a los bancos centrales a mantener las tasas de interés altas durante un periodo prolongado. Esta situación complicaría aún más el escenario económico para países que tienen una alta carga de deuda o que dependen significativamente del crédito extranjero.
La advertencia también se extiende al papel del dólar estadounidense como moneda de reserva global. Una escalada de tensiones comerciales podría llevar a una reorganización de las reservas internacionales, debilitar la confianza en el sistema financiero basado en el dólar y fomentar la búsqueda de monedas alternativas, lo que añadiría nuevas capas de incertidumbre al mercado.
El reporte destaca los posibles impactos sobre los mercados emergentes, que frecuentemente son los más vulnerables a cambios súbitos en la percepción del riesgo mundial. Estas economías, en gran medida integradas a las cadenas de suministro globales, podrían experimentar una disminución en su capacidad para captar inversión extranjera y enfrentar salidas de capital si la inestabilidad financiera se intensifica. Asimismo, podrían confrontar una devaluación de sus monedas y un incremento en el costo de su endeudamiento externo.
Frente a este panorama, se hace un llamado a los responsables de política económica a actuar con prudencia y coordinación. El informe destaca la necesidad de fortalecer los marcos multilaterales de comercio y de promover un diálogo franco entre las principales potencias económicas para evitar medidas unilaterales que puedan escalar en conflictos más amplios. En este sentido, también se sugiere reforzar los mecanismos de supervisión y alerta temprana en los mercados financieros, con el objetivo de mitigar los efectos adversos antes de que se materialicen en una crisis sistémica.
Las inquietudes reflejadas en este estudio surgen en un escenario ya influenciado por la incertidumbre geopolítica, la transición hacia nuevas energías, los efectos continuos de la pandemia y los desajustes económicos que se han acumulado a lo largo del tiempo. En este ambiente complejo, los expertos señalan que cualquier error de juicio en la política comercial de una economía importante como la de Estados Unidos podría intensificarse rápidamente y provocar períodos de elevada volatilidad financiera a nivel mundial.
Mientras tanto, los mercados internacionales reaccionan con cautela, atentos a cualquier señal que permita anticipar la dirección que tomará la política económica de Estados Unidos en los próximos meses. La comunidad financiera mundial observa de cerca, consciente de que en un entorno cada vez más interconectado, las decisiones locales pueden tener efectos globales inmediatos.